Muchas mujeres experimentan un cambio extremo en su abdomen que afecta más allá de la distancia de la línea alba. Este cambio no sólo es estético, sino que puede llevar a incomodidades físicas debido a la debilidad severa de la musculatura y los tejidos de sostén del abdomen. Se trata de la insuficiencia abdominal postparto.
La insuficiencia abdominal postparto es una entidad que puede justificar muchos problemas que puedes tener en tu abdomen después de dar a luz (Articulo).
Algunos de estos problemas pueden ser: piel suelta, músculos abdominales separados (estrictamente es la diástasis de rectos), debilidad de las aponeurosis y otros tejidos de sostén del abdomen y un cambio en la forma general de tu abdomen.
La insuficiencia abdominal postparto no sólo afecta la apariencia de tu abdomen, sino que también puede provocar inestabilidad en tu cuerpo. Esto se traduce en dolor de espalda o de cadera, dificultad para realizar actividades cotidianas o deporte, alteración de la autoestima y de las relaciones sociales. Se conoce poco sobre cómo la insuficiencia abdominal postparto influye en la psicología y la vida sexual de las mujeres después del embarazo.
En muchos casos, la diástasis de los rectos y la insuficiencia abdominal postparto se trata como una enfermedad separada desde el punto de vista quirúrgico. Esto se debe a que la alteración de la pared abdominal es tan grande que sólo aproximar los músculos rectos no es suficiente (Articulo).
Clásicamente los cirujanos plásticos han realizado abdominoplastias en las que se realizaban diferentes plicaturas de la aponeurosis anterior del abdomen y se retiraba piel sobrante. Pero, en muchas mujeres puede ser necesario reforzar más el abdomen (Articulo).
Para ello el autor ha desarrollado una cirugía destinada a los casos más graves de diástasis e insuficiencia abdominal: la abdominoplastia funcional.
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La abdominoplastia funcional es un concepto que persigue la reconstrucción total del abdomen (Articulo).
Para ello es preciso actuar y tratar todas las capas del abdomen: piel, aponeurosis anterior, músculos rectos y aponeurosis posterior. Al actuar sobre todas las capas se van a alcanzar todos los objetivos buscados para la completa recuperación.
La cirugía consiste en acceder al abdomen a través de la incisión de piel necesaria para después retirar el exceso de piel mediante abdominoplastia o miniabdominoplastia.
Después se accede a los músculos rectos del abdomen y a la capa por debajo de ellos, la vaina posterior de los rectos. Se sutura la vaina posterior de los músculos rectos para tensarla y por transferencia lateral se tensa el músculo transverso del abdomen (Figura 4a). Después se coloca una malla entre los músculos rectos y la vaina posterior consiguiendo que la malla sujete los músculos rectos y evite que se vuelvan a separar (Figura 4b). Después se actúa sobre la aponeurosis más superficial o vaina anterior de los rectos que también se sutura para recuperar la tensión de los músculos oblicuos del abdomen (Figura 4c y 4d). Finalmente se retira la piel sobrante necesaria y, en abdominoplastias completas, se reinserta el ombligo.
En la experiencia del autor esta cirugía consigue restaurar los daños producidos sobre TODAS las capas del abdomen. La malla bajo los músculos se sitúa en la mejor posición posible, protegida de infecciones y con baja probabilidad de seroma u otras complicaciones (Articulo).
Y lo más importante, se ha observado que con malla existe mucha menos probabilidad de que la diastasis vuelva a aparecer.
Además, al ser profunda sujeta desde dentro el contenido intestinal, actuando como una faja interna y evitando que el peso de las vísceras deforme de nuevo el abdomen. Pero lo más importante es que se recupera la correcta función abdominal, se puede realizar actividad física, se corrige el dolor lumbar y de cadera y la autoestima de la paciente. En definitiva, se recupera la calidad de vida perdida desde el embarazo.